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miércoles, 31 de diciembre de 2008

Del recuerdo que pongo por escrito hoy, para no ser olvidado y sí exorcizado

fin de año en cama
el intestino carretea
y trae el olor
de cuando sólo podía ser hoguera

fuego en el estómago
en las rodillas
cuando dormía
en la terraza
más fuego
llamas ardor

la pureza era
la ausencia de cenizas

todo lo demás prendía

ser fósforo
y nunca apagarse
ser fósforo
y no iluminar nada

el sol de Ícaro
muy lejos
y sin embargo
yo
sin alas

Mi nombre ya brinda con agua.

¡FELIZ 2009 PARA TODOS!

jueves, 27 de noviembre de 2008

Gualicho

…pero llegar y que el barrio te reciba con olor a flores te cambia cualquier día malhumorado, cualquier encuentro con la creciente amargura de la gente. Que el clima y las luces de Martín García y Patricios sean perfectos te remeda las inclemencias laborales y todo lo que le rezan a la “abanderada de los congelados”. Que la puerta de casa sea el cruce hacia las milanesas de la bienaventuranza te hace olvidar de las trabas de tiempo autoimpuestas y, entonces, tus dedos se apoderan del teclado. Que un llamado telefónico te haga saltar de la silla con urgencia infantil te recuerda que todavía se puede andar por la vida enamorado y sin vendas en los ojos. Que al final de un día tan chato puedas darle cuerpo a una bendición tan chiquita es prueba de que siempre hay una parte vos, por ínfima que sea, que tiene ganas de ver las cosas de otra manera. Y eso está muy bien.

Mi nombre ya es un conjuro.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Piquete



ya lo intenté todo:

con mimos

con órdenes

(ni hablar de los zapatazos)

con sustos

sacudir su cola

tirarle de los bigotes

(y tirar la toalla)

me dejó todos sus pelos

sobre la falda

y sus ronroneos

en los oídos

y su firme convicción de lucha

grabada en sus uñas

en mis muslos

no hubo forma de franquear su reclamo:

hoy mi noche es de la Luna

y de nadie más

Mi nombre ya está convencido.

jueves, 23 de octubre de 2008

Prendida

Mitad de la semana. Un octubre que me encuentra con alguna decepción laboral (como pasa en cualquier vida), vestida de rojo (por las dudas) y en pie de guerra (con unas cuantas municiones de ska-punk). Green day me grita desde un CD y España en su versión más contestataria me grita desde el celular. A la tarde, seguro me pega el bajón y voy necesitar que me acompañe la banda de rock más grande que transita este siglo (Radiohead, claro, ¿qué podían esperar de mí?). Más tarde, después de una obligatoria inyección de café y batería, me espera el agobiante viaje a la facultad, a la clase más cualquiera de todas las que haya tenido.

Durante todo el día, medito sobre si realmente quiero que me absorba el sistema y camuflarme en un recurso que soporta toda la presión de una maquinaria moldeadora de autómatas. O si, quizás, deba calzarme la capa de marginal que no necesita nada que provenga del capitalismo mercenario. El cambio climático del quinto piso me tiene aturdida: no encuentro respuesta más que la conciencia plena de que mi creatividad excede las rumiantes tareas que llevo a diario.

Será una buena hora, entonces, de sentarme a examinar en el fondo, bien al fondito, de mi ser qué es lo que quiero para mí, para mi vida como se presenta después de veintisiete años, nueve meses y veintitrés días desde que la partera le dijo a mi mamá: “Ya puede pujar, señora”. ¡Qué cosa rebuscada la mía!

Por suerte, a la noche, tengo visita.

Mi nombre ya está encendido.

sábado, 18 de octubre de 2008

Te lo digo así

Rosita, mi vida:

No sabía cómo comunicarte esto sin que tus ojos penetrantes se clavaran en mi culposidad crónica. Creo que ya no debemos compartir el lecho. Tu hedor no me deja dormir en paz. Sé que no hay nada que puedas hacer con eso: no hay jabón que logre perfumarte, ni pastillas que me noqueen por completo.

He decidido que es hora de que otros brazos te rodeen. Sé que podrás hacer muy feliz a alguien más, a alguien con un sentido del olfato menos agudo que el mío, alguien más joven, menos melindroso. Si con sólo pensar en el rosado tono de tu rostro, brazos y piernas, en la suavidad que conservas, en la seguridad que trasmites, reconozco los muchos años maravillosos que te quedan por delante.

Nunca olvidaré los momentos felices que vivimos, nuestros juegos, mi llanto oculto en tu panza, mi miedo dominado por aferrarte la mano… Creo que papá nunca hizo nada mejor que encontrarte para mí, para mitigar mi soledad, mis silencios. (Aunque te confieso que, a veces, también creo que lo mejor que hizo en su vida fue irse de casa para no volver más y, entonces, dejar de pegarle a mamá.) Todos mis recuerdos mejoran su color gracias a vos.

Sin embargo, mi terapeuta me ha dicho que no es bueno que una mujer al borde de los treinta años duerma abrazada a un peluche (te ruego no te ofendas por semejante generalidad). Él me remarcó que, si no me separo de vos, no me va a firmar el alta para reincorporarme al trabajo. Y tengo que volver a ese lugar. No creas que es porque los escuché hablar de mí a mis espaldas, tildándome de loca, diciendo que tenían miedo de que robara alguno de esos insulsos perros, gatos o elefantes que suelen comprar como regalo corporativo para el cumpleaños de algún retardado. No, eso ya es costumbre. Eso ni me importa. Tengo que vengarme de todos esos hijosdeputa que se burlaron de vos. De tu foto en mi escritorio. Nuestra foto. La que robaron y trucaron del modo más vil. Imágenes asquerosas de nosotras podían verse en las pantallas de todas las computadoras de la empresa. “Fetichista!”, decían.

Siempre te recordaré como lo más preciado de mi existencia.

Adiós,

Laura

Mi nombre ya está tocado.

Tu foto


Fetichista!


martes, 23 de septiembre de 2008

Equinoccio

A veces me convenzo de que la primavera lo único que me hace germinar es el sueño. Más que sueño, son las ganas de dormir para sobrellevar el hartazgo. Incluso pensar me da fiaca. Porque es mucho mucho lo que pasó en el año, bastante todavía lo que falta por enfrentar y el balance es imposible. Ceteris paribus: estoy casi en el mismo punto en el que estaba la primavera pasada, sólo que esta vez ya no conozco las flores, ni siquiera las de papel que tanto me emocionan.

Así que la queja se me hace grito, la envidia se me hace indiferencia y la claridad mental me saluda desde el último vagón de un tren que ya se puso en marcha. ¿Atinará a bajarse? ¿Podré correr hasta alcanzarlo?

Sospecho que tendría que comprar determinación en pastillas y alquilar una foto antigua que me recuerde que la primavera es linda, porque este lado del mundo se pone rozagante, las tardes huelen bien y el sol espera hasta que salga del trabajo para darme un beso.

Y, a ustedes, ¿cómo los trata la primavera?

Mi nombre ya es alérgico a la gente que florece alegre.

martes, 16 de septiembre de 2008

Carta abierta a quienes poemas lastiman

Estimados todos; en particular, estimada doctora Barraza:

Me gustaría consultar por un caso ocurrídome hace varios años ya, sobre el que la aclaración de la doctora Barraza de que “en la última reforma que le hicieron al artículo 166 del Código Penal, se amplió el concepto de arma. Con la redacción actual, para hacerla corta, arma puede ser un poema arrojado de tal modo que pueda herir y/o matar al destinatario. La tipificación puede ser variada según las consecuencias del evento dañoso: desde lesiones leves, pasando por graves y gravísimas, hasta homicidio tentado u homicidio doloso propiamente dicho” arroja nueva luz.

Corría el año 2004 y el estado de ánimo de la aquí presente, o sea yo misma, no era muy bueno, es decir, estaba algo marchito y fácilmente influenciable. Por ese tiempo, quien se expresa, o sea yo misma, tuvo un encuentro con el señor Oliverio Girondo, a través de la primera obra de éste: 20 poemas para ser leídos en el tranvía, la que le asestó una herida de consideración a la declarante. Luego, el anteriormente nombrado volvió al encuentro de la señorita M.N.Y.E.C., esta vez, enfundado en su Espantapájaros y asestole una herida fatal, dejándola en una agonía que fulminó con su obra última En la masmédula.

Es así que morí de una de las formas más exquisitas, si me lo permite la audiencia lectora, que puede existir. Cuando acabé de leer “Cansancio”, el último poema de Girondo, supe que mi vida se iba en esas líneas para que su obra no muriera nunca, y no hice nada para evitarlo; fue un acto consentido.

Luego, mi cuerpo tomó una nueva vida mental (porque fueron mi cerebro y mi espíritu los que estallaron tras el impacto de esos versos) y no aspiro a reclamar por el valor de mi vida anterior, mejor es así como vivo ahora. Mi consulta es acerca del hecho siguiente: el señor Girondo podría ser hallado culpable de la manufactura de un arma con fines homicidas. Sin embargo, yo misma mantuve el libro entre mis manos y nunca atiné a cerrarlo. Yo no quería cerrarlo. Yo (podría decirse) apreté el gatillo. Yo entregué mi vida. ¿No sería yo también culpable?

Desde ya, les agradezco me hagan llegar sus opiniones jurídico-existenciales. Mucho más que atentamente,

Srta. Mi nombre ya es canción.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Estereotipía

Basta de glamour. Sólo jogging y zapatillas, patear la pelota afuera y atragante de películas pochocleras. Ya ni me doy cuenta del límite entre ningún lugar. Todas las decisiones son difíciles y, si centrifugo una vez más mis ideas, probablemente se desagüen en un reducto en el que no quepan mis manos.

Escribir es lo único que no cambia, por más que los libros caminen. Hasta podrían correr, incluso. No importaría si volaran y yo tuviera los pies atados a la tierra. Tarde o temprano me colgaría de una de sus hojas, hasta lograr que uno de ellos me llevara en su lomo. De ahí a que mi sangre sea el fluido que estampa las letras sólo hay un filo de papel de distancia.

Mi nombre ya es Aldo Manunzio.

viernes, 15 de agosto de 2008

Preguntas colectivas

“¿Para qué sirve la risa?”, le preguntó una chica a su amiga en el colectivo. Y, como si la pregunta me la hubieran hecho a mí, no pude dejar de improvisar respuestas mentales que combatieran el estupor que me invadía.
“Para que la chica que está a mi izquierda no siga intentando contener sus lágrimas”, diría mi costado solidario. Es que está algo preocupado por ver que la chica de al lado se aferra a uno de los caños del colectivo como último sostén de una relación casi rota a través de los mensajitos de texto. Ya desde antes de subir al 10, recibía y enviaba mensajes por medio su celular, continuamente, hasta ahora, momento en el que parece que la dejaron sólo con fuerzas para disimular su pena.
“Porque es linda”, me respondería mi sobrina si le preguntara.
“Porque es linda”, me respondería mi mamá si le preguntara.
Y decido no imaginarme qué es lo que me respondería el resto de mi familia por temor a no encontrar ninguna respuesta a este dilema, y encima sumarle la búsqueda de cuáles son las definiciones de lindura o belleza en el imaginario popular.
Le preguntaría a mi gata, suponiendo que, a raíz de su simpleza, podría tener la solución a una cuestión tan elaborada. Entonces, me doy cuenta de que los gatos no ríen, claro, como si les hiciera falta. “Porque es necesario”, concluiría mi lado más lógico, no sin gotas de mi parte más pesimista.
Aunque si por eso fuera, esa parte de mí diría que es una acción que nos concede la naturaleza para soportar todas las miserias humanas, que el resto de los animales ni imaginan siquiera. La risa sería una suerte de Esperanza escondida en el fondo de la Caja de Pandora. A lo que mi pensamiento más místico retrucaría que es una concesión divina para mostrarnos más a su imagen y semejanza. ¿Se reirá Dios de nosotros? ¿Se reirá con nosotros? Mejor ni averiguo cuál es la parte de mí que profundiza en estas preguntas.
Justo en ese momento, mi corazoncito de correctora empieza a latir febrilmente, ansioso por llegar a casa para buscar la definición de la Real Academia Española. ¿Me serviría de algo eso? ¿Qué podría decirme que no sepa? Seguramente algo como Risa: 1. Movimiento de la boca y otras partes del rostro, que demuestra alegría // 2. Voz o sonido que acompaña a la risa // 3. Lo que mueve a reír.
No, eso no me sirve de nada. Mejor, también, suprimo mi impulso biologicista de buscar la risa en alguna enciclopedia médica o algo que se le parezca.
Mi cerebro decide, entonces, que es momento de dejar semejantes elucubraciones mentales. Es martes y las diez de la noche no son horas en las que quiera seguir quemando los pocos cartuchos neuronales que me quedan. La duda quedará, así, conmigo, hasta que decida hacer un ensayo con ella o pasársela a alguien con distintos costados a los míos.
El cerebro se me apaga y mis oídos vuelven a conectarse con el resto del colectivo. La chica de la pregunta sigue hablando con su amiga.
“Yo también puedo reírme”, dice ella.
“Yo también”, digo.

Mi nombre ya es preguntón.

miércoles, 6 de agosto de 2008

No sé si soy poeta, pero me la aguanto

Lunes infeccioso. Mis venas se llenan con su esencia. Ni con una intravenosa de cafeína logro contrarrestar su avance. Los síntomas ya son palpables: me chorrean las ojeras, me escalofrían los huesos y la música depresiva entra por mis oídos. Ni Thom Yorke me salvará de ésta.

Mi sueño es indefinido. Las frustraciones laborales se acumulan y tengo ganas de convertirme en el señor Jeckyll que todos llevamos dentro. Ella me provoca con su silencio. Quiere que me enfurezca y falle. Quiere que los errores pasen indemnes por mi ojo adiestrado. Lo nuevo no llega, pienso. Sigo atrapada en mi vieja actitud y en la mirada ajena. Y todo empeora mi ánimo enfermo porque sé que mi hermano bufón no está. Me faltan sus bromas inocentes que me desmodorran y me simpatizan. Ni todo Radiohead me salvará de ésta.

Hoy no es lunes y, sin embargo, no soy lo suficientemente fuerte para resistirlo. Ya he acumulado una considerable cantidad de noes y me bastaría tan solo un sí para no querer tirar este día a la basura. Mientras espero (lo que sea, pero espero), releo en mi cuadernito eso que dice que todavía puedo surfear en las olas de la indiferencia sin perder ni una sola gota de mi fuerza.

Mi nombre ya es una semana rara.

martes, 29 de julio de 2008

Haiku de la resistencia






A Marcia




Delicada hoja de papel de arroz


la doblan y returcen


pero ella se resiste al quiebre.




Mi nombre ya es tinta china.

viernes, 25 de julio de 2008

Fuera del tiempo

según los Mayas,
este día es de ninguna Luna
de ninguna
sus hilos no retienen
pensamientos
de nadie

hoy nada se cae
porque no hay dónde caer
el viaje de un día no acaba
las flores no se marchitan
ni en el cementerio
ni en ningún lado
ninguno

hoy los laúdes cantan
en lenguas fantásticas
los juglares regalan
melodías de todas las culturas
y de ninguna

hoy la tierra no tiene dueño
(nunca debería tenerlo)
ella da sus frutos porque quiere
no se la puede cercar

hoy todos los planes son buenos
el camino es peregrinación
a mejores lugares
a futuros deseables

hoy no hay excusas
nadie cuenta los minutos
hacé
decí
amá
gritá
sonreí

mañana volvemos al tiempo
mañana es tarde

Mi nombre ya es un día en todo un año.

jueves, 17 de julio de 2008

Hoy pegué una definición bárbara

La vida es eso que pasa mientras tratás de tomar una decisión, mientras el reloj juega carreras con tus nervios, mientras tu mascota engorda hasta límites insospechados. Empezás a seguirle el ritmo a la vida cuando dejás de medir el tiempo que transcurre entre la caída de una gota y la otra de la canilla del baño, cuando perdés la noción de cuándo fue la última vez que te cortaste el pelo, cuando sabés que en cualquier momento podés recibir un abrazo.

Mi nombre ya es enciclopédico.

lunes, 14 de julio de 2008

Sobre la incapacidad de expresión

La pava hierve. Hace rato que hierve. El agua que sale furiosa de su pico ya quiere desbordar las hornallas. Es en ese momento cuando me percato del géiser que mi descuido ha creado y lo apago. Cierro sus compresas. Lo silencio hasta la próxima vez en que me vuelva descuidada… o hasta que mi pava se harte de tanto maltrato y se pinche en un acto suicida que significará un reclamo por los derechos de toda la batería de cocina. O hasta que quiera darme cuenta de que el agua hervida no sirve para hacer café.

Mi nombre ya é bullición.

jueves, 3 de julio de 2008

No tengo un título para esto

Hoy, una plegaria es para vos,
porque es 3 de julio
y mis lágrimas llevaban tu nombre.
Dos alitas son para un niño pequeño,
porque hay una historia más triste
que la nuestra.
Entonces, me doy cuenta
de que los adjetivos no alcanzan
para calificar algunas tragedias.
No sé si la muerte pueda ser blanca,
pero tiene una mano rápida
y mi compresión es lenta.
Y yo no te tengo a vos, papá,
para que me expliques
por qué hay cajones tan pequeños.

Mi nombre ya es una plegaria para un niño dormido (a mí papá le gustaba Almendra).

martes, 1 de julio de 2008

Soplar y hacer botella

Soplo un deseo dentro de una botella. La tapo con cáscara de naranja, que dicen es buena para casi todo, y la tiro tan alto que comienza a navegar sobre las nubes. Yo sé que mi deseo se hará realidad, porque lo anoté en mi calendario y todo lo que anoto en ese conjunto de cartones de lotería se cumple, como si la suerte quisiera ser escrita, presagiada. La vez pasada me había olvidado de hacer tinta mi deseo y por eso la señorita suerte no me prestó atención. Pero esta vuelta estoy bien cubierta y hasta tengo la lengua cruzada. Me até bien los cordones y aquí estoy, lista para mantener la fe.

Mi nombre ya se llama Rancho dios-existe-para-el-que-lo-necesita.

lunes, 30 de junio de 2008

Abducida por el marketing

Bueno, he vuelto. Arrasada por la olas de adrenalina que me encanta surfear. Por fin, terminamos de escribir nuestro plan de marketing grupal y lo presentamos ante la cátedra casi en pleno y varios de nuestros compañeros de clase. Hacía rato que no sentía esa sensación de manos heladas y sudorosas y corazón que bombea a todo lo que da, que se frena de golpe cuando me paro derechita y casi sonriente y empiezo a hablar. Rendir exámenes puede ser una tortura hasta que uno empieza a descubrir la belleza de ese momento: después de esto, la libertad es más palpable que antes.

Sin embargo, debo admitir que, después de dedicarle tantas neuronas, horas de vigilia, litros de café y otros etcéteras que incluyen sueños con flujos de fondos y computadoras que se traban, algo de todo esto se me metió en lo profundo de mi disco rígido. Algo bastante.

Creo que a partir de ahora, ante cada dilema que se me presente en la vida, lo primero que me plantearé será: “¿cuál es mi negocio?”. Y, entonces, las chicas que quieran llamarles la atención a los mismos tipos que yo serán mis competidoras directas; las que anden por ahí, pero sean lindas y agradables, serán mis competidoras potenciales; que tengan mejor culo que el mío será una ventaja competitiva de ellas en cuanto a los atributos esperados por los tipos, o no; para eso tendría que hacer una encuesta, graficar unos conjuntos con todos los atributos percibidos por los tipos de mí y de mi principal competidora y cuáles coinciden con los atributos que ellos esperan y… y… y… mejor me voy a dormir con el deseo (que espero mi cerebro satisfaga) de soñar con algo que no tenga que ver con nada de esto. Aunque más no sea soñar con vampiros salidos debajo de una mesa de pool, que hace las veces de ataúd, y claman por mi sangre, en una corrida maratónica por los recovecos de un viejo castillo medieval enclavado en medio de Buenos Aires.

Mi nombre ya está sin visión ni misión.

viernes, 20 de junio de 2008

A ninguna parte

A los que tienen las alas heridas, pero no quebradas
Cansada de mi encierro, pero necesitando aún permanecer inmóvil, le pedí a una paloma que me rozó con una de sus alas: “¿No me traés una foto mental del mundo exterior? Después la transcribo en una hoja y la cuelgo con el resto de mis experiencias prestadas”.
Ella asintió y se elevó con ligereza, como si toda ella fuera sólo una pluma. Al cabo de unos minutos, me dijo, en un beso no dado que sin embargo espero: “Transportes y personas con mucha prisa llegando siempre tarde donde nunca pasa nada”.
Al parecer era una paloma mensajera salida de una canción de Serrat, por lo que se disculpó por su falta de originalidad, sin que yo se la reprochase, y decidió agregar como un toque ciertamente importante: “…pero hay solcito”. “Solcito… ¡qué bueno!”, pensé, mientras el alma me entraba un poco en calor.
Colgué la foto en el calendario que tengo justo sobre mi escritorio y volví a enfocarme sobre mi trabajo con la certeza de que, a veces, el mundo no va tan rápido como uno cree: la inmovilidad es un asunto global.
Y así esperé a que se hiciera la hora de irme, a recomenzar con mi vida número diecisiete.

Mi nombre ya es mensajero.

lunes, 19 de mayo de 2008

Monólogo

Hoy me llamó mi conciencia y decidí atender su reclamo: “¿Vos no actualizás muy seguido tu blog, no?”.
“No, últimamente, no”.
“Desde el 6 de mayo que no subís nada”, me puso el dedo en la llaga, la muy incisiva.
“Es que ando medio complicada”, quise convencerla (y, a su vez, convencerme).
“Definí complicaciones”, me exigió inmediatamente.

“Vamos tan difícil no puede ser, ¿no?”.
“No, lo difícil es seguir escribiendo en este teclado que pega la w con la e, la s con la d y la x con la c; mirar en esta pantalla que se angosta y se ensancha según el ánimo que tenga; y tratar de articular una oración coherente con Tinelli gritando de fondo”.



“Ey, conciencia, ¿te fuiste?”.


Y, ahí fue cuando decidí aprovechar ese glorioso momento de conciencia ausente y hacer algunas de esas cosas que esa señorita me reprime: le mandé un mail de “sos un boludo” a mi ex, tomé una damajuana de vino acompañada de una sandía enorme, le confesé a mi madre que a veces no le presto la más mínima atención, le mordí una pata a mi gata en venganza del rasguñón de hace dos semanas, bailé en la ducha, salí a rinrajear por el barrio, le robé la revista de cable a mi vecina, le contraté un stripper a domicilio a la vieja de mi laburo... y publiqué este post.

Mi nombre ya es bizarrón.

martes, 6 de mayo de 2008

Hay quienes consideran el beso como mecanismo de apropiación

ayer me dejaste sin mi dosis
hoy también
conteo parcial: menos dos
las tardes sin tus besos
son desechables
cuatro horas que no valen la pena

lo que yo quiero es
succionarte el aliento
que una tormenta de besos
anegue los baches
que se me hicieron ayer
que se profundizaron hoy

cuando les llegue el turno
mis labios
no piensan adueñarse de nada

y tampoco soltarse de vos

Mi nombre ya es besucón.

sábado, 3 de mayo de 2008

Métrica


me acostumbré a la cama grande
y a sentirte
a tus dos grados más que los míos
tan necesarios en invierno
a pegarme a tu hombro
cuando me asusto
y a darte la espalda
cuando roncás

hasta me acostumbré a los moretones
en la rodilla
prueba de mi poca noción del espacio
a oscuras
a ocultarte la perra con las piernas
prueba de mi falta de decoro
entre las sábanas
y a tu ingreso onírico en un instante
acompañado de todas las vueltas
que puedo ser

me acostumbré al espaciotiempo
de una cama
de dos plazas y media
pero no a la distancia que atraviesa
la panamericana

sin embargo, no me gusta nada
tener que desacostumbrarme
y dormir en mi cama de una plaza

Mi nombre ya duerme solito.

viernes, 25 de abril de 2008

Once more with feeling

las nubes sobre mi cabeza
eternas
mi figura indistinguible
por la niebla del pasado enfermo
identificada con un frío helado
en la espalda
primero, las vértebras cervicales
después, las dorsales
últimas las lumbares
coletazo de tiburón

y siempre la “pena estraordinaria” martinfierresca
una amarga calma extática frente al vacío

afuera: caminos de hielo
adentro: llamas de lágrimas
el sabor de la depresión: papas fritas
el sonido de la esperanza: las páginas de Baricco
el futuro ciego como el corazón de Pablo
el pelo atado
mi sonrisa igual
el pecho quemado
las cenizas de papá

llagas sobre el papel

Mi nombre ya no tiene verbos.

miércoles, 16 de abril de 2008

Federico

Jueves a la noche. Concierto de música oblicua y gente semicircular. Desde lo alto de la oscuridad, trato de desconectarme del ámbito musical que me rodea y caer en un sueño de agotamiento. Entonces, descubro los oboes en el escenario de luces tenues y volumen sin amplificar. Un sonido me llama la atención, pareciera como si el oboe del medio no quisiera interpretar la nota correspondiente. Miro al músico atentamente. Y ya sé. De los veinticinco años que ronda, quince los ha dedicado al instrumento que honra con las caricias de sus dedos, pero que aparenta no dominar. Un día les dijo a sus padres que darían un concierto, él y la compañía de la que forma parte y arte. Arte que había llevado más de seis meses delinear. Horas de aire atravesando las llaves del oboe. Incluso, creo que puedo verlos: los padres del oboísta del medio, sentados en primera fila. Habían llegado con el porte orgulloso de m´hijo el concertista. Sin embargo, ahora, la madre tiene el rictus nervioso. Si hasta puede verse su pelo erizado desde el último asiento. El padre, en cambio, tiene el ceño fruncido de quien está haciendo cálculos: un oboe de mediana calidad + cinco años de lecciones con un profesor recién recibido + discos + partituras + otro oboe, pero de buena calidad + diez años de clases con un profesor renombrado + saber que nunca voy a poder invitar a mis colegas a un concierto de Federico.

Mi nombre ya es trombón.

martes, 8 de abril de 2008

Es sólo una cuestión de actitud

Si su hijo, muy contento, un día, le dice que escribió un poema y le acerca un papel en donde se lee: “Las rosas son rojas, / las violetas son azules / y hay que matar a todos los volivianos”, usted ¿qué hace? ¿Le indica que bolivianos se escribe con b inicial o le corrige la actitud?

Siempre pueden hacerse distintas lecturas de un mismo texto, pero hay niveles de lectura que priman sobre otros, que son necesarios, urgentes, si se quiere. El arte no es sólo forma, también es contenido. Y, si este último es pobre (vacuo, incluso), la perfección de su estructura, de su rítmica, de su ortografía, en nada importa.

Mi nonvre está mal escrito, pero sigue la regla que indica que antes de v se escribe n.

lunes, 7 de abril de 2008

Invisible

sigo sin entender
de qué estamos hechas
las mujeres
yo nunca fui etérea
carezco de ligereza
y me sobran las piedras
(¡si las pudiera usar
para alcanzar el cielo
en la rayuela
en la no rayuela!)

pero creo que ya hice carne
el conocimiento
de que no necesito
un libro
para saber dónde piso

el camino decide

Mi nombre ya es crayón.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Aquí la ciencia no tiene nada que ver

A aquel que quiso hacerse humo

Exhala, como tratando de liberar su cuerpo de algo incrustado en las costillas. Veo que hay humo escurriendo fuera de sus fosas nasales.
Aspira, como tratando de calmar un angustiante dolor. Siente cómo las llamas crecen en el interior de sus pulmones.
Cuando vuelve a exhalar, esta vez le humea también la boca. Y los oídos. La quemazón ya se apoderó de su esófago y se expande por todo su sistema digestivo. El humo ya escapa por sus ojos y hasta los dedos le transpiran con forma de volutas en vez de gotas.
Al cabo de un rato, el olor a pelo chamuscado me hace a creer que la combustión espontánea existe y que es incontrolable.
Pero me será imposible probarlo sólo con cenizas.
Será mejor, entonces, dejarlas que se suban en la brisa que empieza a soplar en la calle y desaparezcan, como por arte de magia.

Mi nombre ya es combustión.

domingo, 16 de marzo de 2008

Sensibilidad sonora

Nunca supe lo que podía generar el pedido de un deseo genuino, uno que sirviera para llegar a los demás y sus profundidades. Puse oídos a la obra y no sólo mejoraron, sino que empezaron a crecer. Ahora cargo con todo un arsenal en mi cabeza gracias a estos oídos gigantes. Tengo un bailaor flamenco con todo su zapateo, las sandalias de la chica nueva y sus risitas, el desmantelamiento del departamento de un ególatra del cuarto piso, el cuchicheo malicioso que nunca ha de faltar y, sin embargo, nada de todo eso logra tapar el grito interior de ¡esto sí es estar de vuelta en el trabajo!

Así, podré seguir sin entender aquello que mi hermano canta (¿por qué las respuestas a mis planteos juegan a las escondidas?), pero satisfecha porque él me dio un regalo perfecto: ahora Valparaíso se asoma desde una taza y tengo algo que miro todos los días y sólo me produce futuro.

Mi nombre ya está aturdido.

viernes, 14 de marzo de 2008

Vacuidad de viernes

la semana se cae
estamos todos
al borde
y yo

yo
soportándome hasta el hueso

no le digan a nadie
que las rosas no existen

la fantasía cuesta caro
pero sino
cómo viviríamos
sin todas esas flores
de nada

Mi nombre ya se va al cine a enganchar una comedia negra para ver si evacua un poco tanto viernes de nada.

jueves, 6 de marzo de 2008

Esto es lo que me dejó febrero


Sí, me fui de vacaciones: me abrí la cabeza y dejé que se renovara el aire caldeado de un año a todo motor. Entró el sol y secó los charquitos que habían quedado de alguna vez en que el tanque rebalsó y no había plomero cerca que pudiera ponerle un freno a la inundación. Mis neuronas salieron a correr como chicos que salen de la escuela en el último día de clases. Y mi cerebelo barrenó las olas que tenía guardadas en un bolsillo y le llevé de regalo a los ríos cordobeses. Pero de tanto viento, agua fresca, alfajores y polvo de piedras, las ideas se me hicieron una madeja tan enmarañada tan enmarañada que ahora no puedo sacar ni una sola. No hasta que me siente, con toda la paciencia del mundo, a desgranarlas una a una, para formar una cadena de textos que me cuente una historia, una mega argumentación a favor de mi neurosis, de la cual yo misma ansío conocer el desenlace.

Mi nombre ya es chapuzón.


martes, 29 de enero de 2008

Declaración

La señorita Mi nombre ya es canción confiesa que está desconectada de la escritura y/o similares -gracias si piensa en algo más que no sea terminar sus labores a tiempo-; ello debido a estar enchufada a otro tipo de actividades que a veces le dan descargas eléctricas, a veces le consumen casi toda su batería -no, grupo generador alterno no tiene- y a veces, bueno, a veces le hacen perderse en los giros y giros que puede dar un lavarropas en funcionamiento.

La señorita Mi nombre ya es canción, además, no cree tener fans -el concubino es el concubino y la madre estaba bastante convencida de traerla al mundo-, pero sí cree que algunas de sus amistades y otras personas afines, habiten en el territorio argentino o no, gustan de entretenerse con las desventuras, “surmenages” y/u ocurrencias que habitan en el código binario de este soporte electrónico, por lo que, estas palabras mediante, desea disculparse con ellos por tanto silencio.

Por ello y demás puntos que no vienen al caso después de las 23 horas,
LA ADMINISTRADORA DE ESTE BLOG DECLARA:

Artículo 1° - Esta publicación seguirá adelante a pesar de todo, luego, claro está, de unos días de merecidas vacaciones de la señorita Mi nombre ya es canción.

Artículo 2° - Dese a la Dirección de Registro Oficial, publíquese y archívese.


MARÍA JIMENA GONZÁLEZ.

miércoles, 16 de enero de 2008

(Des)tempo



Hoy podría aseverar que las personas como yo vamos a destiempo en la vida. Digo: a pesar de llevarnos bien con la música y sacudir las caderas con cierta gracia en las fiestas y boliches, no logramos seguir el ritmo de las etapas de la vida. Como si siempre tuviésemos la necesidad de dar un paso más o uno menos cuando corresponde, en esa coreografía que los demás parecen conocer tan bien o tenerla anotada en un machete que cada tanto miran. Nuestra batería marca una base armónica que difiere mucho del ritmo de la canción que las circunstancias interpretan y estamos siempre chocándonos con el resto de los bailarines. Entonces nos preguntamos si alguna vez la pegaremos para no desentonar tanto... Y ahí es cuando, una nota o un silencio después, nos damos cuenta de que a veces hace falta que alguien quiera cantar / tocar / bailar una canción distinta.

Y, sí: mi canción ya es mi nombre.

lunes, 14 de enero de 2008

Partido, revancha y bueno

Parece que voy perdiendo lentejuelas por ahí, como si de tanto nadar estuviera quedándome con menos brillo, con menos expresividad. De vez en cuando, uno se da cuenta de que tiene que parar de soplar botellas y repartir chistes de sonrisa matinal, y guardarse en sus pensamientos para ver el puntaje y a quién le toca ir al saque. Respiro hondo, tiro la pelota y a punto al ángulo derecho. Espero que sea un tiro preciso. Al menos para seguir jugando.

Mi nombre ya es silbatazo.