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martes, 29 de enero de 2008

Declaración

La señorita Mi nombre ya es canción confiesa que está desconectada de la escritura y/o similares -gracias si piensa en algo más que no sea terminar sus labores a tiempo-; ello debido a estar enchufada a otro tipo de actividades que a veces le dan descargas eléctricas, a veces le consumen casi toda su batería -no, grupo generador alterno no tiene- y a veces, bueno, a veces le hacen perderse en los giros y giros que puede dar un lavarropas en funcionamiento.

La señorita Mi nombre ya es canción, además, no cree tener fans -el concubino es el concubino y la madre estaba bastante convencida de traerla al mundo-, pero sí cree que algunas de sus amistades y otras personas afines, habiten en el territorio argentino o no, gustan de entretenerse con las desventuras, “surmenages” y/u ocurrencias que habitan en el código binario de este soporte electrónico, por lo que, estas palabras mediante, desea disculparse con ellos por tanto silencio.

Por ello y demás puntos que no vienen al caso después de las 23 horas,
LA ADMINISTRADORA DE ESTE BLOG DECLARA:

Artículo 1° - Esta publicación seguirá adelante a pesar de todo, luego, claro está, de unos días de merecidas vacaciones de la señorita Mi nombre ya es canción.

Artículo 2° - Dese a la Dirección de Registro Oficial, publíquese y archívese.


MARÍA JIMENA GONZÁLEZ.

miércoles, 16 de enero de 2008

(Des)tempo



Hoy podría aseverar que las personas como yo vamos a destiempo en la vida. Digo: a pesar de llevarnos bien con la música y sacudir las caderas con cierta gracia en las fiestas y boliches, no logramos seguir el ritmo de las etapas de la vida. Como si siempre tuviésemos la necesidad de dar un paso más o uno menos cuando corresponde, en esa coreografía que los demás parecen conocer tan bien o tenerla anotada en un machete que cada tanto miran. Nuestra batería marca una base armónica que difiere mucho del ritmo de la canción que las circunstancias interpretan y estamos siempre chocándonos con el resto de los bailarines. Entonces nos preguntamos si alguna vez la pegaremos para no desentonar tanto... Y ahí es cuando, una nota o un silencio después, nos damos cuenta de que a veces hace falta que alguien quiera cantar / tocar / bailar una canción distinta.

Y, sí: mi canción ya es mi nombre.

lunes, 14 de enero de 2008

Partido, revancha y bueno

Parece que voy perdiendo lentejuelas por ahí, como si de tanto nadar estuviera quedándome con menos brillo, con menos expresividad. De vez en cuando, uno se da cuenta de que tiene que parar de soplar botellas y repartir chistes de sonrisa matinal, y guardarse en sus pensamientos para ver el puntaje y a quién le toca ir al saque. Respiro hondo, tiro la pelota y a punto al ángulo derecho. Espero que sea un tiro preciso. Al menos para seguir jugando.

Mi nombre ya es silbatazo.