minombreyaescancion@yahoo.com.ar

lunes, 19 de mayo de 2008

Monólogo

Hoy me llamó mi conciencia y decidí atender su reclamo: “¿Vos no actualizás muy seguido tu blog, no?”.
“No, últimamente, no”.
“Desde el 6 de mayo que no subís nada”, me puso el dedo en la llaga, la muy incisiva.
“Es que ando medio complicada”, quise convencerla (y, a su vez, convencerme).
“Definí complicaciones”, me exigió inmediatamente.

“Vamos tan difícil no puede ser, ¿no?”.
“No, lo difícil es seguir escribiendo en este teclado que pega la w con la e, la s con la d y la x con la c; mirar en esta pantalla que se angosta y se ensancha según el ánimo que tenga; y tratar de articular una oración coherente con Tinelli gritando de fondo”.



“Ey, conciencia, ¿te fuiste?”.


Y, ahí fue cuando decidí aprovechar ese glorioso momento de conciencia ausente y hacer algunas de esas cosas que esa señorita me reprime: le mandé un mail de “sos un boludo” a mi ex, tomé una damajuana de vino acompañada de una sandía enorme, le confesé a mi madre que a veces no le presto la más mínima atención, le mordí una pata a mi gata en venganza del rasguñón de hace dos semanas, bailé en la ducha, salí a rinrajear por el barrio, le robé la revista de cable a mi vecina, le contraté un stripper a domicilio a la vieja de mi laburo... y publiqué este post.

Mi nombre ya es bizarrón.

martes, 6 de mayo de 2008

Hay quienes consideran el beso como mecanismo de apropiación

ayer me dejaste sin mi dosis
hoy también
conteo parcial: menos dos
las tardes sin tus besos
son desechables
cuatro horas que no valen la pena

lo que yo quiero es
succionarte el aliento
que una tormenta de besos
anegue los baches
que se me hicieron ayer
que se profundizaron hoy

cuando les llegue el turno
mis labios
no piensan adueñarse de nada

y tampoco soltarse de vos

Mi nombre ya es besucón.

sábado, 3 de mayo de 2008

Métrica


me acostumbré a la cama grande
y a sentirte
a tus dos grados más que los míos
tan necesarios en invierno
a pegarme a tu hombro
cuando me asusto
y a darte la espalda
cuando roncás

hasta me acostumbré a los moretones
en la rodilla
prueba de mi poca noción del espacio
a oscuras
a ocultarte la perra con las piernas
prueba de mi falta de decoro
entre las sábanas
y a tu ingreso onírico en un instante
acompañado de todas las vueltas
que puedo ser

me acostumbré al espaciotiempo
de una cama
de dos plazas y media
pero no a la distancia que atraviesa
la panamericana

sin embargo, no me gusta nada
tener que desacostumbrarme
y dormir en mi cama de una plaza

Mi nombre ya duerme solito.