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lunes, 22 de enero de 2007

Mundo de sensaciones

Tengo una acidez que me quema hasta las ganas de escribir. Tengo deudas de fotos con la mitad de mis amigos. Tengo una gata que gusta de tirarse de lleno adentro de la heladera. Tengo media idea que no me deja dormir; un cuarto demasiado iluminado, que no me deja dormir; y un octavo intento por despejarme de los mosquitos, que no me dejan... dormir. Pero, no soy insomne, sólo debería dejar de fumar y dejar de pensar en que ojalá se esguincen todos los misóginos del cuarto piso que no me dejan jugar a la pelota con mis compañeros. ¿Cuánto falta para que me vaya de vacaciones?

Mi nombre ya es balón.

sábado, 13 de enero de 2007

¿De qué gusto tenés?

A veces me pregunto para qué escribo lo que escribo, si alguien lo encontrará remotamente interesante, si no será un intento de pose en un casi completo universo cibernético de poses (es mejor dejar un huequito para algún que otro caído del catre que se muestra verdadero frente a millones de personas que usan apodos como “gavilucho”, “mimosita20”, “sailormena” o “gerontoro”).

Después, me rebota en el cerebro, eso que me remarcan mis amigas, de que incluso la no-pose es una pose. Y, al ver que esto es un asunto sin salida, busco consuelo en un chupetín de uva, que succiono como si quisiera que un golpe de azúcar me despabilara las neuronas que lloran por los rincones su falta de ingenio.

A pesar de notar el curioso parecido que tiene el sabor de uva con el de cola, el chupetín surte su efecto cuando me doy cuenta de que escribo porque me gusta y si lo comparto es porque necesito hacer una especie de catarsis con propios y extraños. Es que la terapia no alcanza (y menos va a alcanzar si la línea D está cortada y yo me entero a último momento, justo cuando tengo que llegar a la otra punta de la ciudad en veinte minutos) y, ahora que cambio canales, descubro que, en verdad, esto es mucho más real que un programa en donde encierran a dieciocho desconocidos en una casa, sin nada para hacer más que tomar sol y sacarle el cuero a los demás con menos ingenio que el guión de Frijolito.

Hasta me animaría a decir que, un reflejo más interesante de la realidad sería armar un reality show con ocho empleados de una casa de comidas, vestidos de empanadas gigantes bailarinas, abordo de una camioneta que recorre la ciudad, tratando de ganar el único ascenso disponible para pasar detrás del mostrador, con una sonrisa acalambrada, y dejar así de cagarse de calor en pleno enero en Buenos Aires. Nada más, ni nada menos.

Mi nombre ya es ficción.

martes, 9 de enero de 2007

Sudor

Finalmente, estoy exhausta y con la felicidad tomando posesión de mis músculos. El sabor de la traspiración en mi piel fue más fuerte hoy que nunca. Mis pulmones recordaron como era respirar sin corsés de preocupaciones, y la quemazón en mis rodillas fue sólo un indicio de que, a veces, soportar el dolor puede acabar en algo placentero.

Hace mucho tiempo que añoraba esta sensación, años, casi. El aire caliente del verano no hacía más que tentarme. No tener compañía lo hacía más difícil. Sin embargo, se me ocurrió probar algo que la tecnología de antes no me permitía, o no lo hacía como debía: punk rock al taco en mis oídos. Nada de lo que pudiera decir la gente a mi alrededor podía desalentarme de hacerlo. El parque era todo mío. El asfalto bajo mis zapatillas era el camino hacia el Edén.

Hoy, salí a correr. ¿Qué estabas pensando?

Mi nombre ya es gatorei.

lunes, 1 de enero de 2007

Primero

Hoy, según el calendario gregoriano, estrenamos año. Y yo estreno una nueva cifra a continuación de la categoría Edad: 26. Y estreno un par de botellas de sidra, y una remera roja que me regalaron, y una sonrisa de sandía que chorrea por las comisuras y los dedos también, y un huequito en el cielorraso producto de un corcho a propulsión, y un nuevo amor por mis amigos, y dos duchas necesarias por los cuarenta y tres de térmica. Ah! Y una nueva actitud frente a la vida: ser más agradecida por todo lo que me rodea, porque estoy empezando a darme cuenta de que es maravilloso.
Brindo con todos ustedes porque lo maravilloso forme parte de sus vidas, aunque sea a partir de hoy.

Mi nombre ya es una fiesta popular.