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miércoles, 19 de marzo de 2008

Aquí la ciencia no tiene nada que ver

A aquel que quiso hacerse humo

Exhala, como tratando de liberar su cuerpo de algo incrustado en las costillas. Veo que hay humo escurriendo fuera de sus fosas nasales.
Aspira, como tratando de calmar un angustiante dolor. Siente cómo las llamas crecen en el interior de sus pulmones.
Cuando vuelve a exhalar, esta vez le humea también la boca. Y los oídos. La quemazón ya se apoderó de su esófago y se expande por todo su sistema digestivo. El humo ya escapa por sus ojos y hasta los dedos le transpiran con forma de volutas en vez de gotas.
Al cabo de un rato, el olor a pelo chamuscado me hace a creer que la combustión espontánea existe y que es incontrolable.
Pero me será imposible probarlo sólo con cenizas.
Será mejor, entonces, dejarlas que se suban en la brisa que empieza a soplar en la calle y desaparezcan, como por arte de magia.

Mi nombre ya es combustión.

domingo, 16 de marzo de 2008

Sensibilidad sonora

Nunca supe lo que podía generar el pedido de un deseo genuino, uno que sirviera para llegar a los demás y sus profundidades. Puse oídos a la obra y no sólo mejoraron, sino que empezaron a crecer. Ahora cargo con todo un arsenal en mi cabeza gracias a estos oídos gigantes. Tengo un bailaor flamenco con todo su zapateo, las sandalias de la chica nueva y sus risitas, el desmantelamiento del departamento de un ególatra del cuarto piso, el cuchicheo malicioso que nunca ha de faltar y, sin embargo, nada de todo eso logra tapar el grito interior de ¡esto sí es estar de vuelta en el trabajo!

Así, podré seguir sin entender aquello que mi hermano canta (¿por qué las respuestas a mis planteos juegan a las escondidas?), pero satisfecha porque él me dio un regalo perfecto: ahora Valparaíso se asoma desde una taza y tengo algo que miro todos los días y sólo me produce futuro.

Mi nombre ya está aturdido.

viernes, 14 de marzo de 2008

Vacuidad de viernes

la semana se cae
estamos todos
al borde
y yo

yo
soportándome hasta el hueso

no le digan a nadie
que las rosas no existen

la fantasía cuesta caro
pero sino
cómo viviríamos
sin todas esas flores
de nada

Mi nombre ya se va al cine a enganchar una comedia negra para ver si evacua un poco tanto viernes de nada.

jueves, 6 de marzo de 2008

Esto es lo que me dejó febrero


Sí, me fui de vacaciones: me abrí la cabeza y dejé que se renovara el aire caldeado de un año a todo motor. Entró el sol y secó los charquitos que habían quedado de alguna vez en que el tanque rebalsó y no había plomero cerca que pudiera ponerle un freno a la inundación. Mis neuronas salieron a correr como chicos que salen de la escuela en el último día de clases. Y mi cerebelo barrenó las olas que tenía guardadas en un bolsillo y le llevé de regalo a los ríos cordobeses. Pero de tanto viento, agua fresca, alfajores y polvo de piedras, las ideas se me hicieron una madeja tan enmarañada tan enmarañada que ahora no puedo sacar ni una sola. No hasta que me siente, con toda la paciencia del mundo, a desgranarlas una a una, para formar una cadena de textos que me cuente una historia, una mega argumentación a favor de mi neurosis, de la cual yo misma ansío conocer el desenlace.

Mi nombre ya es chapuzón.