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miércoles, 5 de octubre de 2011

Aniversario



A Diego

Durante este año descubrí:

que el amor es mucho más que romanticismo novelado;

que la paciencia hay que recomendarla, pero practicarla;

que la vida sí puede ser como uno quiera que sea;

que la gente habla, habla, habla;

pero solo me importan tus explicaciones;

que una comida puede ser mucho más que una cena para dos;

que detrás de los aros que me regalás está el infinito;

que el mundo es nuestro...

sí, nuestro;

que las flores de papel siguen siendo las más lindas;

que los deseos se vuelven realidad...

los sople adentro de una botella o te los diga al oído;

que sos fan y militante de mí;

que eso a veces me asusta;

pero me la banco,

porque vale la pena;

que vale más que la pena;

vale todo.


Mi nombre ya es ají morrón

lunes, 21 de marzo de 2011

Revelación


Creo que, en el fondo, nunca voy a poder entregarme del todo a la escritura. Porque retengo las palabras, las quiero para mí. Todas ordenaditas, una al lado de otra. Con su significado correspondiente debajo. A veces juego con ellas, las mezclo, les pongo tinta y las plasmo en un gran collage que, cuando se seca, quiere salir volando por la ventana como una bandada de palomas asustada por el ruido de un colectivo. Las palabras vuelan con una gracia natural y un esplendor que difícilmente los humanos nos atrevamos a cederles. Para eso hay que estar dispuesto a abrir la boca, la mano, la cabeza y dejarlas ir... que lleguen hasta otro universo, si es necesario, y verlas cómo sacuden la cola para remontar cada vez más alto, aunque las retinas se quemen y tengamos que buscar ojos nuevos. Es una lástima que yo, a los collages, antes de terminarlos, les haga un agujerito en algún extremo, les pase un piolín y los ate a mi mano. Sin embargo, siempre hay alguno que tira con más fuerza que los demás, rompe el extremo y sale al fin, al mundo que lo espera para darle nuevos significados, apreciaciones que uno nunca podría darle. Y quemar, entonces, nuestros ojos con esa potencia que tiene aquello que, luego de cegarnos, nos permite ver mejor.



Mi nombre ya es meditación.



jueves, 10 de febrero de 2011

La mejor excusa del mundo


Uno podría ser el escritor con más oficio y con la mayor disciplina para enfrentarse al problema de la hoja en blanco, pero, si tu gato decide que el mejor lugar para dormir una siesta es el escritorio en el que está tu computadora, es evidente que ninguno de esos nobles dones servirán en semejante situación. Nada de eso puede vencer el deseo gatuno. En todo caso, la fuerza de voluntad del escritor será inversamente proporcional al tamaño del gato. O sea que... mejor sigo tomando notas en papel y espero a que mi gata tenga a bien dormir en otro lado.

Mi nombre ya es debilucho.

lunes, 7 de febrero de 2011

Que nunca falte

Ayer volví al barrio, a sus calles, a la espuma en aerosol, al llamdo del bombo y el platillo, a la hilera de banderines de colores, a las levitas y galeras desfilando, al asombro de esas piernas que se empeñan en querer patear el cielo de febrero.



Y, si bien, ayer, en vez de estar en la fabril avenida Patricios estaba en la más elegante avenida Montes de oca y en vez de saludar a Los Ángeles Xeneizes estaba alentando a Los Inevitables de Flores, aun así, el corso me demostró que no vive en la nostalgia, que mira para adelante y que los adultos también nos podemos dar el lujo de disfrutar del carnaval.



Mi nombre ya es murgón.