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viernes, 18 de septiembre de 2009

Incoherencia cotidiana

Una de las pocas cosas que no he coleccionado jamás son llaveros. Esos los uso, se rompen, los tiro y consigo nuevos. Me resultan demasiado útiles como para ser dignos de ser exhibidos como trofeos de nada.

Por lo demás, he juntado: latas de gaseosa, estampillas, estampitas, señaladores, billetes, monedas (esas todavía no las pude tirar), fósiles marinos, piedras, cajas (aunque nunca en forma consciente; sencillamente soy un imán para las cajas y cajitas) y seguro que algo más, que ahora no logra ser parte de la colección de recuerdos en mi cabeza.

Si tuviera en cuenta que mi mamá todavía conserva todos nuestros (considérese que somos cuatro hermanos) dientes de leche (y algunos de diente) en un frasquito, creo que podría tener una excusa para ser como soy. Pero no le echemos la culpa a mi madre. Al menos, no hoy; los viernes no me siento freudiana.

Mi nombre ya es ¡bótelleeeerooooo!

5 comentarios:

**VaNe** dijo...

Jajaja!
Muy bueno!
Besos a las dos!

Flor de Ceibo dijo...

Jime, cariño, volviste!
P.D. Te mando esta pandereta para acompañar a tu guitarra.
Un abrazo de tu alumna que nunca te pagó. Ja!

Diego M dijo...

Cachivachera!! :-)
Te estoy esperando, venite con todas esas cosas que vamos a ver donde las metemos. Hagamos buenas las segundas partes.
Besotes!!

Mi nombre ya es canción dijo...

Gracias, chicas, por sus palabras tan dulces. Perdón por lo demorado de mi respuesta es que realmente vivo al día y me olvido de que puede haber alguien además de Diego que lea mis textos. ¡Gracias, otra vez!

Mi nombre ya es canción dijo...

Y, sí, soy cachivachera. ¿Qué le vachacher! (juego de palabras viejo si los hay; últimamente estoy muy retro).