Soplo un deseo dentro de una botella. La tapo con cáscara de naranja, que dicen es buena para casi todo, y la tiro tan alto que comienza a navegar sobre las nubes. Yo sé que mi deseo se hará realidad, porque lo anoté en mi calendario y todo lo que anoto en ese conjunto de cartones de lotería se cumple, como si la suerte quisiera ser escrita, presagiada. La vez pasada me había olvidado de hacer tinta mi deseo y por eso la señorita suerte no me prestó atención. Pero esta vuelta estoy bien cubierta y hasta tengo la lengua cruzada. Me até bien los cordones y aquí estoy, lista para mantener la fe.
Mi nombre ya se llama Rancho dios-existe-para-el-que-lo-necesita.
Mi nombre ya se llama Rancho dios-existe-para-el-que-lo-necesita.
2 comentarios:
Impecable todo.
Soplar un deseo dentro de una botella... se cumple lo que uno anota en el calendario (lo bueno y lo malo)... todo impecable.
Poesía pura, y de la buena!
Si el deseo es el que yo pienso... se me pianta un lagrimón.
Si no es, no importa. Te felicito porque el texto es hermoso, y porque me diste algo muy lindo en qué pensar antes de acostarme :-)
Besos!
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