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lunes, 6 de agosto de 2007

Perfume

No habían pasado ni diez segundos desde que había sonado el teléfono, cuando Laura, con el tubo aún frío en la mano, repreguntó: ¿Por qué asunto es? Ni bien terminó de pronunciar esas palabras, se dio cuenta de que sonaba como una de esas secretarias que tienen terminantemente prohibido pasarles llamadas a sus jefes que le deben plata a la mayoría de sus proveedores / gustan de dormir la siesta de corrido / tienen reuniones que no deben ser interrumpidas con señoritas que siempre dejan una estela perfumada en la oficina. Como Susi, que acaba de entrar en mi oficina con una pollerita que me encantaría enmarcar luego de esta reunión que no debe ser interrumpida por nada del mundo, Laura.

Mi nombre ya es fusquiano.

2 comentarios:

Sebastián Zaiper Barrasa dijo...

Sisisi!

Impecable

Quedó muy bueno

P.D.: Se habrá enterado don Fusco del homenaje?

Es muy sutil y sólo para entendidos.

Crispín dijo...

Quedó zarpado en bueno (cuanto más coloquial me pongo es porque más me gusta.)
Ahora a reformar el otro texto de la mamushka.