Finalmente, estoy exhausta y con la felicidad tomando posesión de mis músculos. El sabor de la traspiración en mi piel fue más fuerte hoy que nunca. Mis pulmones recordaron como era respirar sin corsés de preocupaciones, y la quemazón en mis rodillas fue sólo un indicio de que, a veces, soportar el dolor puede acabar en algo placentero.
Hace mucho tiempo que añoraba esta sensación, años, casi. El aire caliente del verano no hacía más que tentarme. No tener compañía lo hacía más difícil. Sin embargo, se me ocurrió probar algo que la tecnología de antes no me permitía, o no lo hacía como debía: punk rock al taco en mis oídos. Nada de lo que pudiera decir la gente a mi alrededor podía desalentarme de hacerlo. El parque era todo mío. El asfalto bajo mis zapatillas era el camino hacia el Edén.
Hoy, salí a correr. ¿Qué estabas pensando?
Mi nombre ya es gatorei.
Hace mucho tiempo que añoraba esta sensación, años, casi. El aire caliente del verano no hacía más que tentarme. No tener compañía lo hacía más difícil. Sin embargo, se me ocurrió probar algo que la tecnología de antes no me permitía, o no lo hacía como debía: punk rock al taco en mis oídos. Nada de lo que pudiera decir la gente a mi alrededor podía desalentarme de hacerlo. El parque era todo mío. El asfalto bajo mis zapatillas era el camino hacia el Edén.
Hoy, salí a correr. ¿Qué estabas pensando?
Mi nombre ya es gatorei.
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